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El orgullo de Quevedo no resistía desafíos. Cuando un miembro, de los muchos que poblaban la compleja Corte de Felipe IV, le retó a espetar delante de la reina, de manera directa, su peor defecto, del que todos se burlaban, no lo dudó. Mariana de Austria no consentía que nadie la ridiculizara por su cojera, por ello, cuando se enteraba que a sus espaldas habían estado criticándola o riéndose de ella por padecer esta falta, montaba en cólera. Al declarado enemigo de Góngora, esto le importaba bien poco: tenía un ingenio que estaba muy por encima de todos los que le rodeaban.

-¿Hay que decir a la reina, en su propia cara, que es coja? ¿Dónde está el problema?-, debió de pensar el avispado Quevedo.
Con dos flores en la mano, una con una rosa, otra con un clavel, se dirigió hacia la soberana, y muy cortésmente se las ofreció diciéndole: “SU MAJESTAD ES-COJA ENTRE EL CLAVEL Y LA ROSA…”, y no contento con ello le volvió a repetir “…ENTRE LA ROSA Y EL CLAVEL, SU MAJESTAD ES-COJA OTRA VEZ”.
No sabemos si Mariana de Austria se percató o no de la ironía, pero lo cierto es que Francisco de Quevedo superó el reto y ganó la apuesta del osado cortesano que se atrevió a dudar de su ingenio.
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29 comentarios:
Esta historia recuerdo que me la conto mi abuelo -ya fallecido- cuando yo no media más de cuatro palmos. Me quedo para siempre, y aún siendo niño comprendi que gran sagacidad la de Quevedo!
Gracias por recordarmela.
Un saludo
Me alegra que esta historia te haya traído gratos recuerdos a la memoria.
Creo que es una acertada anécdota para medir el ingenio del ilustre español.
Un saludo, y gracias por tu comentario.
Genial don Francisco que no solo se atrevió con la reina. Al propio rey al que le pidió pie para componerle unos versos sobre la marcha, le dijo tomando el propio pie del rey, cuando éste en lugar de darselo con la palabra le tendió su extremidad:
Buen pie, mejor coyuntura
paréceme gran señor
que yo soy el herrador
y vos la cabalgadura.
Un saludo, amiga.
Había oído algunas anécdotas del genial Quevedo. Imagino que la reina haría oídos sordos...
Un saludo.
@ DesdeLaTerraza:
La anécdota con el rey tampoco tiene desperdicio, pero ¿a quién se le ocurre levantar el pie cuando Quevedo le "pidió pie", es decir, un comienzo, para sus versos? Era ponérselo demasiado fácil al poeta.
Gracias por tu anécdota y por escribirnos los versos de Quevedo al rey.
Un saludo!
@ Negrevernis:
Tienes razón, lo más seguro es que se apiadara de Quevedo, excusándolo por su avidez e ingenio.
Un saludo, y gracias por tu comentario.
Madame, no debía de ser nada aburrido estar junto a Quevedo. Es la tipica persona a la que apetece invitar a todas las fiestas. Ingenio y sentido del humor unidos, además de una buena dosis de osadía.
Feliz tarde de domingo
Bisous
Pues sí, la verdad es que muchos serían los que apostarían por él para animar sus reuniones: tenerle de invitado no tendría desperdicio y es que un ingenio tan agudo no se veía todos los días...
Gracias por el comentario.
Un saludo!
Que osadia la de Quevedo.
Para mi, Su Majestad opto por hacerse la desentendida frente al temperamental escritor.
Saludos, y espero hayas pasado unas Felices Pascuas.
Puede que tengas razón, Carolina. Y si la reina no se percató en ese momento, más tarde las camarillas le informarían del rumor y prefirió hacer oídos sordos a lo evidente.
Espero que tú también hayas disfrutado de estos días.
Un saludo!
Qué malo es tener defectos evidentes cuando tantos te miran... y peor tomarse así las cosas. Cuando se diera cuenta del atrevimiento de Quevedo la reina tuvo que estar destilando veneno puro.
Cuidadín había que tener con el poeta, que los dardos que lanzaba eran tremendos.
Saludos, compañero/a?
Es cierto, una cosa es ver a los reyes en los retratos, con tanta majestad, y otra estar con ellos el día a día, y comprobar sus defectos desmitificadores. Y si el que está ahí para criticar es el mismísimo Quevedo, ya ni le cuento...
Un saludo, y gracias por el comentario!
P.S: *Compañera*
Tremendo una vez más Quevedo. Cuantas anécdotas o curiosidades se pueden escribir de el. Estupendo post, para recordar á éste mágnifico escritor y poeta. La primera frase de el que me ha venido a la cabeza ahoramismo, es "Poderoso caballero es don Dinero".
Un abrazo
Muy buenos también los versos de PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO, una crítica de las que sólo él sabía hacer. De hecho, han llegado a tener tanta fama que, incluso, hay una versión musical de esta poema.
Me alegra que te haya gustado el post, Julia.
Gracias por tu comentario.
Un saludo!
Quevedo era grande. Y con mala intención muchas veces. Es muy recomendable la biografía monumental quen escribió hace unos años Pablo Jauralde Pou.
Saludos.
Quevedo era ¡muy grande!
Tendremos en cuenta esta biografía que nos recomiendas, :)
Un saludo, y gracias por tu comentario.
Un juego de palabras muy digno del atrevido Quevedo, a quien no a todo el mundo caía bien por su lengua afilada y sus declaraciones de la verdad sin tapujos. Un valiente este caballero de espada y pluma.
Saludos
Duro enemigo el que se echó Góngora, aunque tampoco él tenía mucho que envidiar a Quevedo.
Me quedo con tu frase: un "caballero de espada y pluma".
Gracias por el comentario.
Un saludo!
Genio y figura, era el bueno de Don Francisco de Quevedo, hasta la sepultura, así era, su chispa su ingenio y su ironía bien quedo reflejada en sus poemas y poemas.
Un abrazo.
... y aún en la sepultura nos seguimos acordando de él, efectivamente.
Destacó, destaca y destacará.
Único.
Un saludo, y gracias por el comentario.
Nadie como Queveda para la ironía y para una lengua mordaz, ni con los reyes se refreneba. Era un genio, era único. Saludos cordiales.
En eso tienes toda la razón: ERA ÚNICO. Pocas lenguas tan mordaces como la de él se pueden contar en la Historia.
Gracias por tu comentario.
Un saludo!
Echamos de menos tanto ingenio.
Es-cojo quedarme. Gracias por tu comentario en mi blog
Un abrazo
La verdad es que Quevedo era único, porque con pocas palabras supo decirla a la reina lo que la caracterizaba a la reina.
Muchas gracias por darnos estas anécdotas!
PS: Mi blog incipiente es: vidacotidianaymentalidad@blogspot.com
Un saludo!
@Katy:
Me alegra que es-cojas quedarte, :D
Un placer leerte por aquí.
Un saludo, y gracias por tu comentario.
@ J.Álvarez:
Más que con pocas palabras, con las adecuadas. Pocos sabríamos enfrentarnos a una apuesta como la que el cortesano le hizo a Quevedo.
Me alegra que te gusten las anécdotas que, poco a poco, van poblando este blog.
Gracias por tu comentario.
Un saludo!
Había leído sobre esta anécdota tiempo atrás. Siempre es bueno recordarla con precisión de detalles.
Saludos desde Lima
Muy buenas Aparicio.
Una de las historias que más bien encajan con Francisco de Quevedo. Comento en esta entrada, a pesar de ser algo antigua ya en tu blog, porque he llegado de casualidad buscando sobre el tema, del que estoy también escribiendo.
Solo un apunte, la reina no era Mariana, esa era la infanta, hermana del rey. La reina era Isabel de Borbón, y de origen francés. No como Mariana que era Habsburgo.
@ La Guardia de Viriato
Muchas gracias por tu comentario. He revisado la información y la reina a la que hace alusión el popular dicho sí que es Mariana de Austria, la segunda esposa de Felipe IV. Isabel de Borbón fue la primera de ellas.
Un placer que te hayas pasado por el blog y que hayas dejado tu aportación.
Un saludo.
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