Con esta curiosa frase, en el año 1625, los romanos adornaron a Il Paschino, una estatua parlante de la Roma Moderna a la se solía “vestir” con numeroso mensajes de crítica.
¿Por qué se hizo esta inscripción satírica atacando a la famosa familia noble de los Barberini? Debemos tener en cuenta que el Papa que gobernaba los destinos católicos desde 1623 era Urbano VIII, miembro de la familia de los Barberini que, actuando como mecenas de las artes y queriendo construir una bella Roma Barroca, se encargó de destrozar valiosas obras de la Antigüedad, despojándolas de sus ricos materiales para utilizarlos en la construcción de otros monumentos. Dos de los edificios más dañados fueron el COLISEO, cuyas piedras de mármol travertino fueron expoliadas para, posteriormente, emplearlas en la construcción del Palacio Barberini; y el PANTEÓN, al que se le despojó del maravilloso bronce que cubría su cúpula para usarlo en la creación del Baldaquino de Bernini y de los cañones que guardarían el Castillo del Saint Angelo.
Edificios que perduraron durante siglos, aguantando, incluso, el paso de los terribles bárbaros, eran en el ahora saqueados sin reparo.
Este ataque a algunas de sus más preciadas obras no fue pasado por alto por los romanos modernos, que, con frases atacantes como la del título, criticaban lo que se estaba haciendo con su más preciado pasado, el de la Antigüedad.
¿Por qué se hizo esta inscripción satírica atacando a la famosa familia noble de los Barberini? Debemos tener en cuenta que el Papa que gobernaba los destinos católicos desde 1623 era Urbano VIII, miembro de la familia de los Barberini que, actuando como mecenas de las artes y queriendo construir una bella Roma Barroca, se encargó de destrozar valiosas obras de la Antigüedad, despojándolas de sus ricos materiales para utilizarlos en la construcción de otros monumentos. Dos de los edificios más dañados fueron el COLISEO, cuyas piedras de mármol travertino fueron expoliadas para, posteriormente, emplearlas en la construcción del Palacio Barberini; y el PANTEÓN, al que se le despojó del maravilloso bronce que cubría su cúpula para usarlo en la creación del Baldaquino de Bernini y de los cañones que guardarían el Castillo del Saint Angelo.
Edificios que perduraron durante siglos, aguantando, incluso, el paso de los terribles bárbaros, eran en el ahora saqueados sin reparo.
Este ataque a algunas de sus más preciadas obras no fue pasado por alto por los romanos modernos, que, con frases atacantes como la del título, criticaban lo que se estaba haciendo con su más preciado pasado, el de la Antigüedad.
Imagen 1: Maffeo Barberini, el Papa Urbano VIII.
Imagen 2: A la izquierda, una reconstrucción del Antiguo Panteón, con la cúpula de bronce; a la derecha, una de las partes del Coliseo destruída por los saqueos de piedra.
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