*[Mis curiosos]*

Ir de picos pardos

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Esta conocida expresión, que, hoy, hace referencia a salir de parranda, de juerga, a divertirse…, tiene un antiguo origen.
Ya en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su tercera edición (1791) se definía el dicho como “una frase con la que se da a entender que alguno, pudiendo aplicarse a cosas útiles y provechosas, se entrega a las inútiles e insustanciales, por no trabajar y por andarse a la briba”.
Sin embargo, nos debemos remontar a un tiempo más lejano para comprender su surgimiento.
Ya desde las primeras décadas de la Edad Moderna, las Ordenanzas de la Real Casa Pública de Sevilla exigían que las prostitutas debían llevar como traje algo parecido a “un hábito franciscano de estameña, pardo, con picos en los codos, una pañoleta cruzada sobre el pecho, blanca y limpísima, el pelo recogido hacia arriba y sujeto atrás, y una toquilla sin restrillo[1]. A este vestido, en ocasiones, se le solía añadir un lazo azul de cinta de seda, que colocaban sobre su hombro izquierdo. Ni que decir tiene que los vestidos talares, las sombrillas o los guantes, prendas de mujeres decentes, estaban prohibidas dentro de su vestuario.
Con esto, vemos que lo que se les imponía, por decirlo de una manera clara, era una especie de “uniforme”, para que pudieran ser fácilmente distinguidas, cuyo rasgo más característico era el color pardo y el corte en picos.
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Por otro lado, se debe añadir, que las prohibiciones hacia estas “vendedoras de amores de cinco minutos” –como también se las llama en las fuentes de la época- no acababan aquí ya que, además de que se les impedía salir a la calle sin la indumentaria que acabamos de describir, debían ir siempre acompañadas de una especie de “dueña”, una anciana que se hacía responsable de la infracción de cualquiera de los capítulos de la Ordenanza sobre las mancebías, que hemos citado anteriormente. No podían, de mismo modo, pararse en la calle a hablar con nadie, ni pasear…A esto se sumaba que tenían el acceso restringido tanto en la Iglesia como en los teatros.
Así, vemos que, en un primer momento, “irse de picos pardos” hacía referencia a los hombres que salían con mujeres de la vida que eran las que, como distintivo, llevaban ese traje pardo, con picos. No será hasta el s.XX cuando la frase se empiece a utilizar, indistintamente, con los dos sexos, con un significado muy parecido al que hoy conocemos.
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[1] FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, M., La esclava de su deber, Madrid, 1875, p.31.
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Fuentes:
*IRIBARREN, J.Mª: El por qué de los dichos, Pamplona, 1995.
*FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ, M., La esclava de su deber, Madrid, 1865.
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Imagen: Pintura de la Edad Moderna representado la ciudad de Sevilla y sus alrededores.
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6 comentarios:

David Parra dijo...

Vaya, yo creo que a nadie de las personas adscritas al blog o a los cuantiosos visitantes que tiene se nos ocurriria pensar que este dicho proviene de tal hecho histórico, jaja ahora cada vez que lo digamos recordaremos que era irse con colipoterreas jaja

Coral dijo...

Pues sí, la expresión tiene un curioso origen. A veces conviene pararse a pensar y darse cuenta de las numerosas expresiones que pueblan nuestro vocabulario y preguntarse su origen. Nos sorprenderíamos mucho, de veras.

Gracias por tu comentario y me alegro que te haya gustado la entrada.

Un saludo!

Uriel dijo...

Curiosa historia. Si te soy sincero no conocía la frase, soy argentino y por aquí no suele usarse (al menos hasta donde sé, pero es interesante saber cómo se "como se entregaban a cosas inútiles e insustanciales" no hace tanto.
Por cierto, sí que se debían cumplir condiciones para ser "vendedora de amores de cinco minutos", entre tantas ordenanzas a cumplir uno puede olvidarse que es lo que hace (sobre todo hablando de dicha profesión donde es tan fácil perder "cosas", ropa por ej.).
De todas maneras queda demostrado que pocos sabemos que decimos, o de donde vienen muchas de nuestras costumbres. Actuamos de ciertas maneras porque todos lo hacen, pero sin saber realmente que significa… Igual en este caso, tampoco es tan grave.
Un Saludo.
Uriel

Coral dijo...

Pues aquí en España, amigo Uriel, es una frase muy común. ¡Una dato más que anotar en la agenda! Y ya ves que curiosas las descripciones que se hacían en la época de este tipo de “placeres” y que tú muy bien has citado.
Estoy de acuerdo contigo, hoy no es nada grave no saber el origen de algunas de las expresiones que usamos con más frecuencia, más que nada porque si nosotros no sabemos el significado real, es raro que el que tengamos al lado lo sepa. Sin embargo, no está mal reflexionar sobre este tipo de cosas de vez en cuando y descubrir, una vez más, que la Historia está presente hasta en los momentos más cotidianos de nuestra vida.

Un saludo.

En la historioteca dijo...

Además de todas las cuestiones que mencionas se puede añadir que a pesar de ser estigmatizadas, los prostíbulos estaban pensado como "un mal menor" para que los hombres no cometieran violaciones o mancillaran a muchachas honradas y en algunos casos eran regentados por la Iglesia.
Un saludo.

Coral dijo...

Muy interesante este dato que aportas.
Hemos podido comprobar, en el post, que la prostitución se reguló con una serie de medidas referentes a los hábitos y vestimenta de estas féminas. Efectivamente, lo que se quería era tener controladas a estas mujeres de la vida, en ningún caso acabar con ellas ya que, como bien dices, la existencia de prostíbulos evitaba que los hombres de la época canalizaran su deseo sexual violando a chicas indefensas.

Gracias por tu comentario.

Un saludo.

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