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El paso de las tropas napoleónicas por la Península Ibérica, en 1808, con la intención de hacerse con el poder de Portugal -que era lo que se establecía en el Tratado de Fontainebleau (1807) y por lo que los españoles dejaron pasar al ejército francés por su territorio- acabó con la invasión de España. Este revés en la política de su tradicional aliado, hizo que surgiera, entre la población española, un movimiento de defensa que pasó a conocerse como “GUERRA DE GUERRILLAS”, una manera de luchar que se basaba en los duros ataques por sorpresa, y sin descanso, al enemigo.
Muchos son los que piensan, erróneamente, que esta táctica militar fue un invento de los españoles, surgido en este momento para defenderse de los galos. El origen del fallo se lo debemos a la historiografía del s.XIX y a la literatura romántica, que se encargaron de ensalzar esta defensa que se hizo de la patria, contra el invasor francés. Sin embargo, si echamos la vista atrás, podremos darnos cuenta de que, realmente, las “guerrillas” ya estaban presentes durante toda la Edad Moderna. Serán precisamente los franceses en la Vendeé y Chouannerie de 1793 a 1801, los de la Guerra de la Convención (1793-1795) y los protagonistas de la insurrección calabresa antiliberal de 1799 los precedentes más inmediatos de esta manera de autodefensa.
A pesar de esto, no podemos negar que había claras diferencias entre el método que se siguió en estas batallas y el que predominó en la Guerra de la Independencia.
El paso de las tropas napoleónicas por la Península Ibérica, en 1808, con la intención de hacerse con el poder de Portugal -que era lo que se establecía en el Tratado de Fontainebleau (1807) y por lo que los españoles dejaron pasar al ejército francés por su territorio- acabó con la invasión de España. Este revés en la política de su tradicional aliado, hizo que surgiera, entre la población española, un movimiento de defensa que pasó a conocerse como “GUERRA DE GUERRILLAS”, una manera de luchar que se basaba en los duros ataques por sorpresa, y sin descanso, al enemigo.
Muchos son los que piensan, erróneamente, que esta táctica militar fue un invento de los españoles, surgido en este momento para defenderse de los galos. El origen del fallo se lo debemos a la historiografía del s.XIX y a la literatura romántica, que se encargaron de ensalzar esta defensa que se hizo de la patria, contra el invasor francés. Sin embargo, si echamos la vista atrás, podremos darnos cuenta de que, realmente, las “guerrillas” ya estaban presentes durante toda la Edad Moderna. Serán precisamente los franceses en la Vendeé y Chouannerie de 1793 a 1801, los de la Guerra de la Convención (1793-1795) y los protagonistas de la insurrección calabresa antiliberal de 1799 los precedentes más inmediatos de esta manera de autodefensa.
A pesar de esto, no podemos negar que había claras diferencias entre el método que se siguió en estas batallas y el que predominó en la Guerra de la Independencia.
¿Qué singularidades tuvo el movimiento español? Mientras que en los ejemplos que hemos citado eran poblaciones reducidas las que, unidas, guerreaban contra el enemigo, en España podemos ver cómo fue prácticamente la totalidad de la población la que, viendo cómo se atentaba contra sus propiedades y observando la inoperancia del ejército, se lanzó a batallar contra el invasor. He aquí la originalidad de la guerrilla española, su extensión por toda la nación.
El éxito que sembraron las decenas de miles de guerrilleros de todas las condiciones, destacando personajes como Espoz y Mina, el “Capuchino”, el Cura Merino o el “Empecinado”, entre otros muchos, hizo que el ejército regular tratara de atraerla a sus filas. Así, será precisamente su efectividad en la lucha contra el invasor, cargada de odio y venganza, lo mitificará a la guerrilla y a este “pueblo en armas”, creando una idea que, todavía, en las mentes de muchos aún sigue estando presente.
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Fuente: MOLINER PRADA, A (2008): “El movimiento guerrillero en la Guerra de la Independencia”. En: Actas del VI Congreso de Historia Militar: La guerra de la Independencia Española, una visión militar, Zaragoza 31 marzo-4 abril de 2008. v.I, pp.179-200
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Imagen: Óleo de Martí Alsina (1860) representando un combate del Bruc, Cataluña, en 1808. Museo de Arte Moderno de Barcelona.
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