*[Mis curiosos]*

¡¡Por Tutatis!!

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“Estamos en el año 50 a. C. Toda la Galia está ocupada por los romanos... ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor. Y la vida no es fácil para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babórum, Acuárium, Laudánum y Petibónum...”

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Con estas frases empezaban los míticos cómics que los franceses René Goscinny y Albert Uderzo popularizaron y cuyos protagonistas, Astérix y Obélix, alcanzaron una inusitada fama. El enunciado resumía el argumento principal de una historieta donde a los romanos les tocaba sufrir, día tras día, los reveses de una aldea sin intenciones de rendirse al invasor. Lo que no sabíamos hasta hace bien poco era cuánto les tocó padecer a los que, sitos en los campamentos militares, intentaban de la mejor de las maneras acatar las órdenes de su centurión. Un reciente estudio realizado por el Departamento de Neurología de la Universidad de Düsseldorf -publicado por la revista especializada Acta Neurochirurgica- ha analizado minuciosamente 34 libros de la serie cómica llegando a conclusiones realmente sorprendentes.

El informe ha revelado que a lo largo de las viñetas se recogen hasta 704 casos de traumatismos craneoencefálicos, aunque no todos son de la misma gravedad. El 87,1% de los causantes del trastorno fueron los galos, siendo Astérix y Obélix los responsables de más de la mitad de los casos. La mayor parte de las veces, los traumatismos fueron consecuencia directa de un agente dopante, llamado “poción mágica”. Los romanos, como era de esperar, fueron los que más sufrieron siendo, con 450 casos, el colectivo más afectado. A pesar de esto, no queda registrado ningún caso de daño neurológico permanente o de muerte, es más, los síntomas mejoraban por completo en un breve espacio de tiempo lo que, para los estudiosos, no dejaba de ser sorprendente.

Lo común, tras los golpes, era una alteración de conciencia seguida de una equimosis periorbital que indicaba la fractura de la base del cráneo y que provocaba el signo conocido como “ojo de mapache”. La alteración de conciencia seguida de la parálisis del nervio hipogloso, manifestado en la extensión de la lengua hacia un lado, también era común. Además, se apunta que aunque 497 de los afectados por los golpes llevaban cascos, éstos se solían perder en el 87,7% de las veces tras el golpe lo que, según los autores del estudio, indica un pobre desarrollo tecnológico de las prendas protectoras usadas en las batallas.


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Estos son sólo algunos de los datos que nos podremos encontrar en el cuidadoso estudio que los neurólogos  alemanes han realizado. Un innovador texto que con el mayor rigor científico, sin duda, ha pretendido analizar las consecuencias del “intento de conquista” de la última aldea de la Galia que el Imperio Romano trataba, aunque no con mucho éxito, anexionarse.
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Fuentes:


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