*[Mis curiosos]*

IN DUBLIN´S FAIR CITY... Molly Malone: la idílica pescadera irlandesa

 
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Tiempo ha que no escribía en este blog, a pesar de que el verano hace días que terminó y dejó que la rutina volviera a dominar nuestros días. Así, lo primero que debo hacer es pedir disculpas por mi larga ausencia por estos lares cibernéticos. Lo segundo, volver a invitaros a que me acompañéis en este camino en el que, como viene siendo costumbre, iremos descubriendo nuevas curiosidades. Bienvenidos, pues, a esta nueva fase del blog.
 
"En la alegre ciudad de Dublín, donde las chicas son tan guapas, en lo primero en que mis ojos se fijaron fue en la dulce Molly Malone…"
 
 
Así es como empieza la famosa canción que no sólo ha quedado ya establecida como el himno no-oficial de Dublín, sino también de toda Irlanda. Su letra narra la historia de una dicharachera pescadera que día a día paseaba alegre por las calles de Dublín. Pero, ¿qué tenía esta joven para llegar a ser tan conocida y pasar, transformada en canción, a convertirse en uno de los símbolos irlandeses? Su historia está plagada de lagunas, de misterio, de informaciones que algunos consideran puras mentiras mientras que otros las toman como verdades absolutas…

Nacida en la segunda mitad del s.XVII, Molly Malone era la hija de una familia que durante generaciones se habían dedicado a la pescadería. Ella, siguiendo con la tradición, contenta salía todos los días por las calles de Dublín a vender su mercancía al grito de "¡¡¡Mejillones y berberechos frescos!!!" llegando a ser muy conocida por todos los que habitaban en la que hoy es capital de Irlanda no sólo por su alegría, sino también por su belleza y don de gentes. Las malas lenguas afirmaban que, aunque de día pasaban las horas vendiendo pescado fresco, por las noches ejercía la prostitución. Sea como fuere, la muerte le sorprendió de manera inesperada el 13 de junio de 1699. Como era costumbre, salió una vez más a vender su mercancía, pero el malestar que llevaba arrastrando desde hacía días hizo que cayera desplomada en plena calle y, sin que nadie pudiera hacer nada por ella, la vida se le acabó. Así fue como empezó a crearse su leyenda.
En 1880, James Yorkston compuso la canción de la que hemos extraído los versos que inauguraban esta entrada. Llegó a alcanzar tal fama que rara es la tarde en la que en cualquier pub de la ciudad no se canta a coro acordándose de los idílicos días en los que la bella joven salía a vender su pescado. Para quien haya visto la mítica película de Stanley Kubrick, "LA NARANJA MECÁNICA", y recuerde la primera de las escenas donde un mendigo ebrio canta debajo de un puente, advertirle que lo que vocifera no es otra cosa que la famosa canción de MOLLY MALONE.
Años más tarde, en 1999, se acordó que el día 13 de junio, jornada en que unas fiebres acabaron repentinamente con su vida, quedara establecido como el DÍA DE MOLLY MALONE, en el que la visita a la estatua que se erigió hacia 1988 para conmemorar a la muchacha, en plena Grafton Street (una de las calles más comerciales de Dublín, si no la que más) se hace inevitable. Desde allí, con una largo vestido de generoso escote y tirando su carro cargado de cestos repletos de pescado, observa a todo el visitante curioso que no se resiste a pasar por su lado sin hacerse una fotografía con ella.
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LETRA:
 

In Dublin’s fair city,
where the girls are so pretty,
I first set my eyes on sweet Molly Malone,
as she wheeled her wheel-barrow,
through streets broad and narrow,
crying, "Cockles and mussels, alive alive oh!"
Alive-a-live-oh,
alive-a-live-oh,
crying "Cockles and mussels, alive alive oh!"
She was a fishmonger,
and sure ’twas no wonder,
for so were her father and mother before,
and they both wheeled their barrow,
through streets broad and narrow,
crying, "Cockles and mussels, alive, alive oh!"
Now I was a Rover,
and sailed the seas over,
so I bid my farewell to sweet Molly Malone.
And as I was sailing,
the wild wind was wailing,
crying, "Cockles and mussels, alive, alive oh!"
She died of a fever,
and no one could save her,
and that was the end of sweet Molly Malone.
Now her ghost wheels her barrow,
through streets broad and narrow,
crying, "Cockles and mussels, alive, alive oh!"
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